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La contractura de la mandíbula es una restricción de la movilidad de la articulación temporomandibular debido a procesos patológicos en los tejidos blandos o huesos que se encuentran funcionalmente asociados a ella. El paciente se queja de dificultad para abrir la boca, que puede ser persistente o inestable. El diagnóstico se establece durante el examen, palpación, examen de rayos X. El tratamiento se lleva a cabo con la ayuda de intervenciones quirúrgicas, ejercicios miogimnásticos, procedimientos de fisioterapia (generalmente de naturaleza térmica). La mecanoterapia se usa con la ayuda de dispositivos especiales, medicamentos.
Normalmente, una persona puede abrir la boca unos 5 cm o el ancho de los dedos índice, medio y anular, insertándose simultáneamente entre los incisivos centrales. Con la incapacidad de abrir libremente la boca en volumen suficiente, hasta la completa inmovilidad del hueso mandibular, hablan de contractura. El nombre de la enfermedad proviene de la palabra latina «contractura», que significa «estrechamiento, contracción». La enfermedad puede desarrollarse en pacientes que han sufrido lesiones de la región maxilofacial e intervenciones quirúrgicas en esta zona, con diversos procesos patológicos.
Contractura de la mandíbula
La articulación temporomandibular es la articulación de los huesos maxilar y temporal, que asegura la movilidad de la mandíbula inferior. Bajo la influencia de diversos factores en los tejidos de la región perimaxilar asociados con la articulación, se producen cambios funcionales o morfológicos que conducen a la formación de contracturas. Se distinguen las siguientes causas del desarrollo de la patología:
La naturaleza del curso de la contractura mandibular es persistente (a largo plazo) e inestable (temporal). El uso prolongado de férulas con tracción de goma intermaxilar, los procesos inflamatorios del sistema dentoalveolar y las lesiones (en la etapa inicial) conducen a condiciones inestables. La contractura inflamatoria es causada por irritación refleja y directa del aparato asociado con la inervación de los músculos masticatorios (irritación por dolor). La inflamación, junto con las lesiones y las operaciones, puede inducir la cicatrización, como resultado de lo cual la contractura se vuelve persistente.
La cicatrización a veces se convierte en el resultado de la necrosis con una inyección accidental de compuestos irritantes (amoníaco, peróxido de hidrógeno) en la cavidad oral. Debido a una violación de la técnica de anestesia de conducción, se dañan los nervios o los músculos, se forman hematomas en el espacio pterigo-mandíbula, aparecen adherencias entre el músculo y el periostio, con una mayor restricción de los movimientos de la mandíbula. En presencia de una lesión funcional u orgánica del sistema nervioso, la patología se desarrolla debido a la tensión tónica prolongada de algunos músculos.
Algunos autores distinguen entre contracturas postinyectables, inflamatorias y cicatriciales del maxilar inferior, y también distinguen contracturas de origen nervioso. Otros expertos clasifican la patología según el grado de apertura de la boca: leve (2-3 cm), moderada (hasta 2 cm), grave (hasta 1 cm). En odontología y cirugía maxilofacial, se acostumbra dividir las contracturas de la siguiente manera:
El paciente se queja de dificultad y, en algunos casos, de la imposibilidad de abrir la boca. Si la patología se basa en una lesión inflamatoria aguda de los músculos masticatorios (miositis), el paciente experimenta dolor al intentar bajar la mandíbula inferior. Con fusión cicatricial y ósea persistente, no hay dolor agudo. Con una enfermedad a largo plazo, especialmente, desarrollada en la infancia o la adolescencia, los trastornos neuróticos son posibles debido a una asimetría notable de la cara, deformación de la mandíbula inferior.
Con un diagnóstico y tratamiento inoportunos, la patología puede provocar trastornos morfológicos y funcionales del sistema dentofacial: subdesarrollo del hueso mandibular, desplazamiento de la mandíbula inferior, mentón hacia un lado, patología de mordida. La contractura artrogénica a menudo termina con anquilosis: fusión fibrosa o ósea de las superficies articulares. La contractura inestable, si no se trata, puede transformarse en una forma permanente. Los pacientes sensibles tienen problemas psicológicos debido a la apariencia antiestética.
La contractura de la mandíbula inferior se puede sospechar en la primera cita durante la entrevista y el examen del paciente. Durante un examen físico, el médico determina el grado de dificultad para abrir la boca, evalúa la simetría de la cara y detecta deformidades. El diagnóstico diferencial se realiza con enfermedades inflamatorias y oncológicas, patología articular. Además de la conversación y la inspección, se utilizan los siguientes métodos:
El volumen y la naturaleza de las medidas terapéuticas se establecen según la duración de la existencia y la forma de la patología. A veces, para una terapia exitosa, es necesario involucrar a especialistas de varios perfiles. Existen programas conservadores, quirúrgicos y complejos para el tratamiento de la contractura mandibular.
Con el inicio oportuno del tratamiento, el pronóstico es favorable. Para prevenir la recurrencia de las contracturas cicatriciales después de las intervenciones quirúrgicas, se recomienda la terapia con ejercicios y la mecanoterapia. Para la prevención de cicatrices postoperatorias ásperas y con tendencia al endurecimiento cicatricial de las mandíbulas, se utilizan procedimientos de fisioterapia e inyecciones de lidasa. Para prevenir el desarrollo de contracturas persistentes, se prescriben movimientos tempranos de la mandíbula inferior. La prevención de la forma posterior a la inyección de la enfermedad se reduce a la conducción cuidadosa de la anestesia de conducción de la cavidad oral, el uso de técnicas modificadas.
Información general | Normalmente, una persona puede abrir la boca unos 5 cm o el ancho de los dedos índice, medio y anular, insertándose simultáneamente entre los incisivos centrales. |
Las razones | La articulación temporomandibular es la articulación de los huesos maxilar y temporal, que asegura la movilidad de la mandíbula inferior. |
Patogénesis | La naturaleza del curso de la contractura mandibular es persistente (a largo plazo) e inestable (temporal). |
Clasificación | Algunos autores distinguen entre contracturas postinyectables, inflamatorias y cicatriciales del maxilar inferior, y también distinguen contracturas de origen nervioso. |
Síntomas | El paciente se queja de dificultad y, en algunos casos, de la imposibilidad de abrir la boca. |
Complicaciones | Con un diagnóstico y tratamiento inoportunos, la patología puede provocar trastornos morfológicos y funcionales del sistema dentofacial: subdesarrollo del hueso mandibular, desplazamiento de la mandíbula inferior, mentón hacia un lado, patología de mordida. |
Diagnóstico | La contractura de la mandíbula inferior se puede sospechar en la primera cita durante la entrevista y el examen del paciente. |
Tratamiento de la contractura de la mandíbula inferior. | El volumen y la naturaleza de las medidas terapéuticas se establecen según la duración de la existencia y la forma de la patología. |
Pronóstico y prevención | Con el inicio oportuno del tratamiento, el pronóstico es favorable. |
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