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Empezar a meditar


Empezar a meditar no es nada fácil y cuando nos iniciamos se nos suele hacer una montaña.

Primero nos sentamos, cerramos los ojos o miramos la vela y tras las primeras cuatro respiraciones piensas, que guay ¡esto funciona! ¡No me lo creo! ¡Estoy meditando, voy a estar mas relajada cuando salga! ¡Voy a ser dueña de mi mente y voy a conquistar el mundo! ¡Que guay!
¡Yep! Y justo ahí es donde notamos que nos hemos ido. Nuestro primer pensamiento. El maldito pensamiento que se debe evitar. Bueno, no pasa nada dice la maestra. Cuando nos venga un pensamiento lo dejamos pasar como una nube y volvemos a lo nuestro. Venga, seguimos prestando atención a la respiración y vuelvo a visualizar los números en cada inhalación. No números romanos porque se me hacen demasiado complicados. Árabes y en diferentes fuentes. ¡Que bonitos! Venga, respiración: tomamos aire 1, expulsamos, volvemos a inhalar 2, exhalamos, inhalamos 3…… y de repente pienso lo que voy a cenar esta noche. Sin notarlo sigo pensando que tengo que ir a comprar un ingrediente que me hace falta y que ya que estamos puedo pasarme también por ese otro sitio a hacer tal otro recado y etc. etc. etc.
¡Yep! De repente nos volvemos a dar cuenta que nos hemos olvidado de la respiración, de los números y de la madre que lo trajo. Nos enfadamos y nos volvemos a enfocar en nuestra meditación. Venga, tranquiliza esa mente ya de una vez, nos decimos. Retomamos la respiración y la cuenta con cada inhalación. 1, 2, 3, 4, 5 ….hasta que de repente nos acordamos lo que nos dijo la jefa esta mañana. ¿Como podía tener la poca educación de decirme eso? La situación era insoportable desde hace meses. Estaba claro que la jefa no iba a cambiar. ¡Imposible seguir así! Mañana mismo iba a presentar mi solicitud para otro departamento.
¡Yep! ¡¡Otra vez!! Venga, tengo que volver a esa maldita meditación. Corrige tu postura, respira, céntrate ya de una vez en esos ridículos números y ¡¡medita ya de una vez!! ¿Cuanto falta para que terminen estos 10 minutos? Ufff, ¡se me está haciendo eterno!

Y cuando acaba la meditación y la maestra nos pide volver a tomar conciencia de nuestro cuerpo y de nuestra presencia, hacer algunas respiraciones y tras ellas abrir los ojos, nos damos cuenta que los diez minutos se nos han hecho eternos y que ¡la meditación ha sido simplemente agobiante!
He visto a compañeras “encarceladas” en una meditación de 10 minutos. Presas de su propia mente. Lo habían percibido como un autentico horror. Incluso se horrorizaban cuando les contaba que en el centro budista fácilmente podíamos estar 30, 40, 50 minutos meditando. ¿Como puede una meditación llegar a ser un horror? ¡Esto no debe ser así! ¡Todo lo contrario! Meditar es liberar tu mente de esos pensamientos y esas emociones que nos guían y hacen pensar cosas que en realidad no queremos. Meditar es tener un autentico control sobre la situación. Bueno, más que la situación sobre nuestra percepción de la situación y nuestros sentimientos hacia ella. ¡Y esto en realidad es una verdadera liberación!

Pero quizás en vez de empezar con diez o quince minutos, en estos casos hay que empezar con menos tiempo. Tres minutos para empezar y disfrutar realmente de la meditación. Porque la mente es como un músculo.

La primera vez no consigo hacer ni cinco flexiones abdominales. ¡No me lo permiten! ¡Empiezo a temblar, los músculos pican, la cabeza se me pone roja como un tomate y tengo que desistir! La segunda vez…. me pasa lo mismo… La tercera consigo hacer seis y a partir de ahí el éxito está asegurado. Y con éxito no me refiero a una tableta de chocolate tipo CR7. Sino simplemente unos músculos tonificados. ¿Donde está el limite? ¿No sé? ¡Adonde a mi me parece! ¿A caso esto es una competición? Pues eso. El éxito está simplemente en tener un músculo que se llama mente un poco tonificado para que podamos disfrutar de la vida. Y con un poco de disciplina lo conseguimos.

 

En nuestras clases de Yoga en Valencia y también en Catarroja, lo que hago son siempre meditaciones guiadas. De ellas encontrarás muchísimas en Youtube y lo podrás hacer de manera sencilla en casa tu mismo.

Si en tu primera meditación de qince minutos te ha pasado lo que he contado antes – vuelve y pruébalo otra vez. Búscate un lugar tranquilo en tu casa. Pídele a la gente que te rodea que te dejen tres minutos para ti solo. Coge una mantita y un cojín para apoyar tus manos y siéntate (en una esterilla, una silla o en el sofá mismo). Cierra los ojos y céntrate en tu respiración. Medita el tiempo que tardes hasta tener tu primer pensamiento. En cuanto tengas el primer pensamiento, vuelve a la meditación una vez más. Tras el próximo pensamiento, haz tres respiraciones integrales (llenando abdomen, costados y parte alta del torax) abre los ojos y disfruta del resto del día.

¡Pero sobre todo disfruta! Disfruta de la meditación. Es tu espacio. Tu momento de tranquilidad. De tranquilidad física. De tranquilidad mental. De tranquilidad energética. De tranquilidad emocional. De tranquilidad.
De no tener que pensar en nada. De calorcito debajo de la mantita. De ambiente con la vela. De la calma que te rodea (aunque afuera escuches cosas). De la calma en tu interior. De la calma que tu desprendes. Es tu momento. Se para el tiempo. Disfruta de este momento aunque sean tres minutos. No importa el tiempo que estés. Importa el tiempo que lo disfrutas.

¡Pero no pierdas esta fantástica experiencia!

En este sentido os dejo este vídeo que lo hace muy gráfico e igual os da una ayudita:

 

¡Disfrutad!

Resumen
Nombre del articulo
Empezar a meditar
Descripción
Nadie dice que empezar a meditar es fácil, pero aquí te ayudamos a que no te desesperes.
bienestarVLC

Hola, somos Paco & Nuria. Esperamos que la información te resulte útil y te ayude a cuidarte y tomar conciencia de que solo tenemos una vida y este cuerpo-mente nos tiene que durar para un tiempecito todavía y de la mejor manera posible! ;o) bienstarVLC

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