Psicopatías

Psicopatía esquizoide (trastorno esquizoide de la personalidad)

Las principales características de la psicopatía esquizoide son la falta de necesidad de relaciones cercanas, un deseo persistente de minimizar los contactos sociales, cierto desprecio por las normas sociales, frialdad emocional y desapego de los propios sentimientos, combinado con teorización y retraimiento en la fantasía. Los pacientes que sufren de psicopatía esquizoide no pueden mostrar sentimientos fuertes, ni positivos (alegría, ternura, deleite) ni negativos (ira, ira).

Dichos pacientes tienen poco interés en los contactos sexuales, la amistad y la creación de una familia. Prefieren llevar una vida solitaria. Para las personas que padecen psicopatía esquizoide es difícil trabajar en equipo, por lo que eligen profesiones que impliquen actividad individual. O disfrutan de un pequeño número de actividades o no las disfrutan en absoluto. Son indiferentes tanto a la condena como a la aprobación, les importan poco las normas sociales aceptadas.

Los psicoanalistas creen que la causa del desarrollo de la psicopatía esquizoide es la dualidad de los mensajes de los padres y la necesidad de cercanía, combinada con el miedo a la absorción, lo que obliga a mantener una distancia en la comunicación con las personas. La intelectualización se convierte en la principal defensa mental. Hay una marcada tendencia a la sublimación. El diagnóstico de psicopatía esquizoide se realiza si cuatro o más de los signos enumerados están presentes a la edad de 18 años o más, su manifestación en un contexto diferente y la persistencia a lo largo de la vida. Tratamiento – adaptación social, terapia psicoanalítica a largo plazo.

Psicopatía paranoide (trastorno de personalidad paranoide)

Las características de la psicopatía paranoica son la venganza, la sospecha, las reacciones exageradas ante la negativa o la incapacidad de satisfacer las necesidades, así como una percepción distorsionada del entorno con tendencia a distorsionar los hechos, tomar todo personalmente, interpretar las acciones de otras personas de manera negativa y sospechar de ellas. de malas intenciones. Los pacientes que sufren de psicopatía paranoica están constantemente insatisfechos con alguien o algo. Les cuesta perdonar los errores de los demás, detrás de cualquier accidente ven intenciones maliciosas, construyen teorías conspirativas, son sensibles a temas de derechos individuales, consideran las palabras y acciones neutras o positivas de otras personas como un ataque a su propia reputación. Un rasgo característico de esta psicopatía son los constantes celos excesivos.

Los principales mecanismos de defensa de la psique son la proyección, la negación y la formación reactiva. Los pacientes que padecen psicopatía paranoide experimentan muchas emociones negativas pronunciadas (ira, envidia, resentimiento, deseo de venganza, ira, miedo, culpa, vergüenza), pero niegan sus sentimientos y los proyectan en los demás. El diagnóstico se realiza cuando se identifican tres o más de los signos anteriores de psicopatía. Un requisito previo es la constancia de estos signos y su influencia en varios aspectos de la vida del paciente. El tratamiento incluye medidas de adaptación social y psicoterapia a largo plazo.

Psicopatía excitable (trastorno de personalidad emocionalmente inestable)

Hay dos tipos de psicopatía excitable: el trastorno de personalidad impulsivo y el trastorno límite de la personalidad. Ambas patologías se caracterizan por la impulsividad, una tendencia a la manifestación de emociones violentas, vívidas e incontroladas, a menudo inconsistentes con el significado de las circunstancias reales. Las características distintivas de la psicopatía son la inestabilidad de la imagen del propio “yo”, problemas graves en la construcción de relaciones sociales, alta tensión en las relaciones personales, fluctuaciones de la idealización a la devaluación de una pareja.

Los pacientes que padecen psicopatía excitable experimentan un miedo pronunciado a la soledad, sin embargo, debido a creencias surgidas en la infancia, no pueden construir relaciones estables. Por un lado, las personas con psicopatía excitable dudan de su propio valor y significado, dan poca importancia a sus sentimientos e intereses y tratan de ocultarlos, por otro lado, asumen que los demás pueden utilizarlos y sospechan de otros con intereses egoístas. El alto estrés emocional “salpica” en forma de arrebatos incontrolables de rabia e ira, a menudo incomprensibles para los demás. Esta psicopatía se caracteriza por periodos de ansiedad e irritabilidad, conducta autoagresiva y promiscuidad sexual.

Muchos pacientes hacen intentos de suicidio y abusan de sustancias psicoactivas. La variante impulsiva de la psicopatía excitable difiere del trastorno límite en una agresividad, crueldad e inestabilidad emocional más pronunciadas y un menor nivel de control sobre el propio comportamiento. El diagnóstico de psicopatía se realiza ante la presencia de impulsividad severa, disminución significativa de la capacidad de planificación y arrebatos de ira descontrolados. El tratamiento es una psicoterapia a largo plazo dirigida a corregir creencias patológicas y estabilizar la imagen del propio “yo”, en combinación con medidas de adaptación social.

Psicopatía histérica (trastorno histérico de la personalidad)

Se caracteriza por una emotividad excesiva, combinada con la necesidad de permanecer en el centro de atención de los demás de cualquier manera. Las emociones son superficiales, inestables, a menudo demasiado exageradas (teatrales). Para llamar la atención, los pacientes que sufren de psicopatía histérica utilizan activamente su propia sexualidad, consideran su apariencia como una herramienta para manipular a los demás.

Hay egocentrismo, superficialidad de juicios, falta de necesidad de un análisis completo de las situaciones y alta sugestionabilidad. Los pacientes con psicopatía histérica caen fácilmente bajo la influencia de los demás. El diagnóstico se realiza ante la presencia de tres o más signos estables característicos de este trastorno. Tratamiento – asistencia en la adaptación social, psicoterapia a largo plazo. La terapia psicoanalítica se considera la técnica más eficaz.

Otra psicopatía

La psicopatía psicasténica (trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad) se caracteriza por la indecisión, la terquedad, la atención excesiva a los detalles, el perfeccionismo, la pulcritud y la necesidad de controlar el entorno. Los pacientes con psicopatía psicasténica están constantemente planeando algo sin rumbo, tratando de tener en cuenta los detalles más pequeños. Les resulta difícil relajarse, siempre se esfuerzan por encontrar alguna “actividad útil” para ellos, prefiriendo el trabajo innecesario al descanso y la comunicación con amigos.

La psicopatía asténica (trastorno de personalidad dependiente) se manifiesta por vulnerabilidad, alta sensibilidad y una necesidad excesiva de cuidado de los demás. Los pacientes que sufren esta psicopatía temen una separación imaginaria, se pierden en un entorno inusual, se apegan demasiado a otras personas y tienen miedo a la soledad. Tienden a tomar la posición de un seguidor, eluden la responsabilidad, dificultan cualquier decisión. Se observan trastornos vegetativos concomitantes y aumento del agotamiento.

La psicopatía esquizotípica (trastorno esquizotípico de la personalidad) se manifiesta por una incapacidad para entablar relaciones cercanas, comportamiento inusual y pensamiento místico. Los pacientes creen que tienen algún tipo de habilidades extraordinarias, por regla general, extrasensoriales: pueden leer el futuro, ver y comprender algo oculto a los ojos de otras personas, poseer telepatía, etc. Son característicos el comportamiento inusual y el habla rica en metáforas.

La psicopatía asocial (trastorno disocial de la personalidad) se acompaña de un gran desprecio por las normas sociales generalmente aceptadas y por las reglas de comportamiento en la sociedad. Los pacientes muestran indiferencia por los sentimientos de los demás, son propensos al riesgo, la agresión y el comportamiento impulsivo. Si lo desea, los pacientes que sufren de psicopatía antisocial pueden converger fácilmente con otras personas, pero tienen una capacidad extremadamente limitada para formar vínculos. No se sienten culpables, tienden a culpar a los demás de todo y encuentran explicaciones plausibles para cualquiera de sus propias acciones.

El trastorno narcisista de la personalidad es una psicopatía en la que existe la creencia en la propia singularidad, la necesidad de admiración y la falta de empatía. Los pacientes están convencidos de que son diferentes de la “masa gris”, que sus talentos y logros son de particular importancia. Están seguros de que deben ser amados, admirados y obedecidos. Al mismo tiempo, el “yo” interior “vacío”, una persona que sufre de psicopatía, requiere una constante confirmación externa de su propio significado y singularidad. El paciente tiene envidia de los demás y cree que los demás le envidian.

El trastorno de la personalidad por evitación (trastorno de ansiedad) es una psicopatía en la que los pacientes sufren constantemente de un sentido de su propia inferioridad. Son extremadamente sensibles a las críticas, temen la insatisfacción y la desaprobación de otras personas, restringen las emociones cuando se comunican con extraños y evitan nuevas actividades. Creen en la superioridad de los demás. Tienen tanto miedo de ser rechazados que mantienen una distancia que impide que otras personas se acerquen lo suficiente para aprobar o rechazar.

El trastorno de personalidad pasivo-agresivo es una psicopatía en la que existe una resistencia pasiva constante a cualquier tipo de actividad. Los pacientes fluctúan de la protesta al arrepentimiento, entran fácilmente en conflicto con otras personas, se quejan y critican a los demás, envidian los éxitos de otras personas. Tienden a tomar la posición del “eterno que sufre”, exagerando sus propios problemas.

La base para el tratamiento de todas estas psicopatías es la psicoterapia a largo plazo. La técnica se elige teniendo en cuenta las características del trastorno. En la mayoría de los casos, el psicoanálisis clásico, la terapia psicoanalítica profunda de Jung, varias combinaciones y modificaciones de estos métodos son los más efectivos. Si es necesario, con psicopatía, se prescriben tranquilizantes y antidepresivos. La adaptación social con propósito en la adolescencia y la juventud juega un papel importante: apoyo al unirse a un equipo, ayuda en la elección de una profesión, etc.