Afecto patológico

El afecto patológico es un trastorno mental de corta duración, una explosión de ira y rabia, provocada por una situación psicotraumática inesperada. Acompañado de un enturbiamiento de la conciencia y una percepción distorsionada del entorno. Termina con trastornos autonómicos, postración, profunda indiferencia y sueño prolongado. Posteriormente, se observa amnesia parcial o completa del período de afecto patológico y eventos traumáticos previos. El diagnóstico se realiza sobre la base de una anamnesis, una encuesta del paciente y testigos del incidente. En ausencia de otros trastornos mentales, no se requiere tratamiento; si se detecta una patología mental, se trata la enfermedad subyacente.

Información general

El afecto patológico es un trastorno mental caracterizado por una experiencia demasiado intensa y una expresión inadecuada de la ira y la rabia. Ocurre en respuesta a un choque repentino, dura varios minutos. Las primeras menciones de un trastorno mental de corta duración durante la comisión de delitos aparecieron en la literatura especializada ya a principios del siglo XVII y se denominaron “inconsciencia colérica” ​​o “locura”. Por primera vez, el término “afecto patológico” para describir esta condición fue utilizado por el psiquiatra y criminólogo alemán y austriaco Richard von Kraft-Ebing en 1868.

El afecto patológico es un trastorno bastante raro, que es la base para reconocer a un paciente como demente cuando comete acciones penales o administrativamente punibles. El afecto fisiológico es mucho más común: una versión más suave de una fuerte reacción emocional a un estímulo externo. A diferencia del afecto patológico, el fisiológico no se acompaña de un estado de conciencia crepuscular y no es una base para reconocer al paciente como loco en el momento de la ofensa. El diagnóstico del afecto patológico y el tratamiento de la enfermedad subyacente (si la hay) lo llevan a cabo especialistas en el campo de la psiquiatría.

Afecto patológico

Causas y patogénesis del afecto patológico.

La causa inmediata del desarrollo de un afecto patológico es un estímulo externo superfuerte repentino (generalmente violencia, abuso verbal, etc.). El miedo al pánico, causado por un peligro real, mayores exigencias y dudas, también puede actuar como un factor desencadenante. El significado personal de un estímulo externo depende del carácter, las creencias y las normas éticas del paciente. Muchos psiquiatras consideran el afecto patológico como una reacción de “emergencia” ante una situación que el paciente considera desesperada e intolerable. En este caso, la constitución psicológica del paciente y las circunstancias previas tienen cierta importancia.

El conocido psiquiatra ruso S. S. Korsakov creía que los pacientes con desarrollo de personalidad psicopática eran más propensos a la aparición de un afecto patológico. Al mismo tiempo, tanto Korsakov como el fundador de la psiquiatría forense rusa, V.P. Serbsky, creían que el afecto patológico se puede diagnosticar no solo en pacientes con una constitución psicópata, sino también en personas que no padecen ningún trastorno mental.

Los psiquiatras modernos nombran una serie de factores que aumentan la probabilidad de afecto patológico. Estos factores incluyen psicopatía, trastornos neuróticos, antecedentes de lesión cerebral traumática, alcoholismo, adicción a las drogas y abuso de sustancias. Además, el riesgo de desarrollar un efecto patológico aumenta en personas que no padecen las enfermedades enumeradas, pero que presentan una resistencia reducida al estrés debido al agotamiento tras una enfermedad somática o infecciosa, por mala alimentación, insomnio, problemas físicos o psíquicos. trabajo excesivo.

En algunos casos, el “efecto acumulación”, una acumulación a largo plazo de experiencias negativas provocadas por tensiones, palizas, humillaciones constantes y acoso, es de gran importancia. El paciente “acumula en sí mismo” emociones negativas durante mucho tiempo, en un momento determinado, la paciencia se acaba y los sentimientos salpican en forma de afecto patológico. Por lo general, la ira del paciente se dirige a la persona con la que está en una relación de conflicto, pero a veces (al entrar en una situación que se asemeja a las circunstancias de un trauma psicológico crónico), se produce un afecto patológico cuando está en contacto con otras personas.

El afecto es la manifestación más vívida de las emociones, especialmente de los sentimientos fuertes. El afecto patológico es el grado extremo del afecto ordinario. La razón del desarrollo de todos los tipos de afecto es la excitación excesiva de ciertas partes del cerebro durante la inhibición de los departamentos responsables de otros procesos mentales. Este proceso va acompañado de uno u otro grado de constricción de la conciencia: en caso de afecto fisiológico – constricción ordinaria, en caso de afecto patológico – estupefacción crepuscular.

Como resultado, el paciente deja de rastrear información que no está relacionada con la situación traumática, evalúa y controla peor (en caso de afecto patológico, no evalúa y no controla) sus propias acciones. Las células nerviosas en el sitio de excitación trabajan al límite durante algún tiempo, luego ocurre la inhibición protectora. Las experiencias emocionales extremadamente fuertes son reemplazadas por la misma fatiga fuerte, pérdida de fuerza e indiferencia. En el afecto patológico, las emociones son tan fuertes que la inhibición alcanza el nivel del estupor y el sueño.

Síntomas del afecto patológico

Hay tres etapas del afecto patológico. La primera etapa se caracteriza por un cierto estrechamiento de la conciencia, la concentración del paciente en las experiencias asociadas con una situación traumática. Aumenta la tensión emocional, disminuye la capacidad de percibir el entorno, evaluar la situación y darse cuenta del propio estado. Todo lo que no está relacionado con la situación traumática parece insignificante y ya no se percibe.

La primera fase del afecto patológico pasa suavemente a la segunda: la fase de la explosión. La ira y la rabia están creciendo, en la cima de las experiencias hay una profunda nubosidad de la conciencia. Se altera la orientación en el mundo circundante, en el momento del clímax, son posibles las ilusiones, las experiencias alucinatorias y los trastornos psicosensoriales (en un estado de afecto patológico, el paciente evalúa incorrectamente el tamaño de los objetos, su lejanía y ubicación con respecto a la horizontal y ejes verticales). En la fase de explosión se observa una excitación motora violenta. El paciente muestra agresión severa, realiza acciones destructivas. Al mismo tiempo, se conserva la capacidad de realizar actos motores complejos, el comportamiento del paciente se asemeja a las acciones de una máquina despiadada.

La fase de explosión va acompañada de violentas reacciones vegetativas y mímicas. En el rostro de una persona en estado de afecto patológico, las emociones violentas se reflejan en diversas combinaciones. La ira se mezcla con la desesperación, la rabia con el desconcierto. La cara se pone roja o pálida. Después de unos minutos, el estallido emocional termina repentinamente, es reemplazado por la fase final del afecto patológico: la fase de agotamiento. El paciente se hunde en un estado de postración, se vuelve letárgico, muestra completa indiferencia hacia el medio ambiente y sus propias acciones cometidas en la fase de la explosión. Hay un sueño largo y profundo. Después del despertar, se produce amnesia parcial o completa. Lo que sucedió se borra de la memoria o emerge en forma de fragmentos dispersos.

Una característica distintiva del afecto patológico en el trauma mental crónico (humillación y miedo constantes, violencia física o psicológica prolongada, necesidad de reprimir constantemente) es la discrepancia entre la reacción y el estímulo que la provocó. El afecto patológico ocurre en una situación que las personas que no conocen todas las circunstancias considerarían insignificante o insignificante. Esta reacción se denomina reacción de “cortocircuito”.

Diagnóstico y tratamiento del afecto patológico

El diagnóstico tiene un significado médico y forense particular, ya que el afecto patológico es la base para reconocer al paciente como demente en el momento del crimen o delito. Para confirmar el diagnóstico, se realiza un examen médico forense. En el proceso de diagnóstico, se lleva a cabo un estudio integral de la historia de vida del paciente y el estudio de las características de su organización mental; solo de esta manera se puede determinar el significado personal de la situación traumática y las características de las reacciones psicológicas del paciente. ser evaluado. En presencia de testigos, toman en cuenta el testimonio que atestigua el evidente sinsentido de las acciones del paciente cometidas en un estado de supuesta pasión.

La decisión sobre la necesidad de tratamiento se toma individualmente. El afecto patológico es un trastorno mental a corto plazo, después de su finalización, el paciente se vuelve completamente cuerdo, las esferas intelectual, emocional y volitiva no sufren. En ausencia de otros trastornos mentales, no se requiere tratamiento del afecto patológico, el pronóstico es favorable. Cuando se detecta psicopatía, trastorno neurótico, adicción a las drogas, alcoholismo y otras condiciones, se toman las medidas terapéuticas apropiadas, el pronóstico está determinado por el curso de la enfermedad subyacente.

Breve resumen

Información general El afecto patológico es un trastorno mental caracterizado por una experiencia demasiado intensa y una expresión inadecuada de la ira y la rabia.
Causas y patogénesis del afecto patológico. La causa inmediata del desarrollo de un afecto patológico es un estímulo externo superfuerte repentino (generalmente violencia, abuso verbal, etc.).
Síntomas del afecto patológico Hay tres etapas del afecto patológico.
Diagnóstico y tratamiento del afecto patológico El diagnóstico tiene un significado médico y forense particular, ya que el afecto patológico es la base para reconocer al paciente como demente en el momento del crimen o delito.